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Clamidiosis felina: qué es, síntomas y tratamiento

La clamidiosis felina es una enfermedad que afecta principalmente a la mucosa ocular y es causada por bacterias intracelulares que tienen afinidad por tejidos de origen mucoso.

Existen 9 especies diferentes dentro de la familia de las Chlamydiaceae, que comparten un antígeno común y ciertas características morfológicas. La especie Chlamydophila felis felis es la predominante que afecta al gato.

¿Cómo se transmite o contagia la clamidiosis en gatos?

Los huéspedes son reservorio natural para estas bacterias, ya que no sobreviven mucho tiempo en el medio ambiente. Los felinos se contagian entre ellos a través de secreciones conjuntivales, nasales, vaginales, y heces. Por esta razón, la principal vía de transmisión en neonatos se produce durante el parto, a través de la mucosa vaginal de la madre, lo que hace muy probable que los recién nacidos sufran una conjuntivitis severa poco después del nacimiento.

También se considera una fuente de transmisión el material que haya estado en contacto con secreciones de gatos infectados (comederos, bebederos, camas, etc) y las personas que los manipulan.

La enfermedad tiene mayor incidencia en gatos jóvenes con inmunidad maternal pobre y en gatos callejeros o con acceso al exterior. Generalmente, tras el año de vida tienen menos posibilidades de infectarse porque adquieren inmunidad natural.

Para no favorecer reinfecciones, se debe evitar el hacinamiento, la ventilación insuficiente, la falta de higiene, los partos no controlados o la lactancia sin aislamiento.

Síntomas de la clamidiosis felina

Las lesiones pueden ser unilaterales y posteriormente convertirse en bilaterales. La enfermedad provoca principalmente inflamación de la conjuntiva y/o membrana nictitante, por lo que observamos:

  • Secreción ocular
  • Ojos inflamados
  • Blefarospasmo (ojo entrecerrado)
  • Enrojecimiento de la conjuntiva

Según avanza el cuadro, tras 10 días postinfección, las secreciones se vuelven más densas y los síntomas oculares empeoran con edema, quemosis o infecciones secundarias.

Estos síntomas pueden durar hasta 4 semanas, siendo en gatitos las conjuntivitis más severas y de mayor duración. Encontramos animales que tienen latente la infección, debido a que su sistema inmune mantiene los síntomas controlados, pero si se produce un estímulo estresante puede desencadenar la reactivación de la enfermedad. Esta latencia aparece en gatos adultos con buena defensa inmune.

Aunque la mayoría de los síntomas son oculares, el parásito también puede penetrar hasta la amígdala, pulmón, hígado, bazo, riñón, aparato reproductor y torrente sanguíneo, produciendo otros síntomas de tipo inespecífico. Estos síntomas son respiratorios u orales menos frecuentes como: secreciones nasales, fiebre, letargia, pérdida de peso, inflamación de los ganglios, cojera, gastritis, abortos, etc.

Se han descrito casos de conjuntivitis y queratoconjuntivitis en humanos causadas por C.felis, por lo tanto, aunque el riesgo es muy bajo, se deben mantener hábitos adecuados de higiene de las manos, sobre todo, después de poner el tratamiento tópico a los felinos.

¿Cuál es el tratamiento para la clamidiosis felina?

Tras el diagnóstico por parte del veterinario, el tratamiento de elección es un antibiótico específico por vía oral y un tratamiento tópico (ocular), durante al menos un mes o hasta que hayan pasado 5 días desde la resolución de los signos clínicos.

Se aconseja tratar a todos los gatos que convivan con el animal enfermo para evitar reinfecciones, sobre todo cuando se trata de albergues, colonias u otras colectividades.

¿Cómo prevenir la clamidiosis en gatos?

Actualmente se utilizan vacunas vivas modificadas o inactivadas contra clamidia para prevenir la enfermedad. Se aconseja la vacunación en casos donde exista un alto riesgo de contagio, como es el caso de las colectividades felinas, donde la clamidiosis es endémica, o donde haya habido casos clínicos y el riesgo siga siendo real.

En cada caso particular, la inoculación o no de la vacuna queda supeditada a la recomendación veterinaria.

Otras formas de prevenir o reducir la transmisión, serían:

  • Mantener una higiene adecuada de las instalaciones, limpiando con hipoclorito de sodio.
  • Realizar cuarentenas adecuadas (3-4 semanas).
  • No introducir animales sin vacunar en ambientes de riesgo.
  • Evitar hacinamiento y mala ventilación.
  • Evitar situaciones de estrés, ya que favorece la reactivación/reinfección de la enfermedad.

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